martes, 16 de maio de 2017

Comercios y comerciantes, 1930.

Poco, muy poco, quedaba ya de la vida empresarial de antaño en el Carril de 1930. Ni casas consignatarias ni la fábrica de fundición de San Jaime. Eran otros tiempos, no los mejores en cuanto a actividad económica. La actividad portuaria se había trasladado casi en su totalidad. Carril se reinventaba. El número de comerciantes había disminuido, el volumen de sus negocios también.

Toda una serie de pequeños comercios de abastecimiento dominaba el panorama mercantil. Bajo la categoría de “taberna”, “abacería”, “ultramarinos” , “bodegón”… los pequeños comercios servían para abastecer a los carrilexos de todo lo necesario para la vida cotidiana. Unos centraban más la atención en la venta de comestibles, eran los ultramarinos, otros en la venta de vino, las tabernas. Los denominados abacería combinaban una y otra venta. A estos se el añadían los llamados bodegones.

Establecimientos destinados a la venta de comestibles los regentaban Antonio Dios, Benito Franco, Carmen Chaves,… Las tabernas pertenecían a Ramona González, José Portela, Manuel Ramos, Manuel Miguéns, José Rubiroza y Manuel Lens. En la categoría de ultramarinos se incluía el establecimiento de Carmen Somoza. En la de abacería se integraban los establecimientos de Antonio Ríos, Juan López, Juana García, Gregorio Castaño y Jesús Teijeiro. Ya por último en la categoría de bodegón se incluía los establecimientos de José Maneiro, Peregrina Ucer y Ramona González.


El cuadro del pequeño comercio se completaba con tres establecimientos más. Sus ventas estaban más especializadas. Carne vendía Salvador Torres, gorras y monteras vendía Dolores Franco Piay, y almacén de sidra y cerveza era el que regentaba Manuel Ramos.

El último comercio se dedicaba a la venta al por mayor. En esa categoría se incluían también los establecimientos de arcilla, regentado pro Eduardo Viqueira Cores, y los dos de sal, que pertenecían a Ramón Gil Vidal y José Pérez Fernández.

Especial importancia tenían aquellos que se dedicaban a la compra y venta de marisco. En la matrícula industrial estaban registrados hasta cinco carrilexos dedicados a esta actividad. Eran Manuel González Ramos, Juana Ramos, Vicente Baltar, Joaquín Crespo Rodríguez y José Abelenda.

Los establecimientos que producían alguna mercancía podemos verlos inicialmente en las panaderías. Hasta cuatro talleres de pan había en el Carril de aquel año. Eran sus propietarios Juan Rodríguez Abad, Román Martínez, José Núñez Estévez y Vicente Calvo.

Las principales fábricas estaban relacionadas con la madera. Como almacén , como aserradero, como cepilladora,…. Estas fábricas eran la principal actividad económica de la localidad, muy vinculada a la exportación a Asturias e Inglaterra. Eran las compañías Serrerías Gallegas, Deza y Viqueira, Vázquez y Trigo, y la de Ramón Gil las que se extendían a lo largo del litoral carrilexo hasta Vilagarcía.

De mayor importancia era también la fábrica de Antonio Alemparte. Era una fábrica de fundición donde una buena parte de su actividad estaba dedicada a la construcción de máquinas.

Otros establecimientos industriales eran de menor entidad. A la fabricación de losetas se dedicaba la fábrica de Bernardo Loureiro. La fabricación de velas era la actividad del fabriquín regentado por Ramón Mallo Castro. A la producción y envasado de gaseosas se dedicaban tres establecimientos: los regentados por Lucas Martínez Canabal, José García Eiras y José Duro Barros.

Bien para servicio del los propios establecimientos, bien para realizar el trabajo de transporte al servicio de otros, la matricula industrial recoge la actividad de los carros , camiones y barcos que se dedicaban al transporte.

Carros de dos ruedas, de tracción animal, tenían José García Eiras, Lucas Martínez Canabal, Filomena Veloso, José Núñez, Ramón Ares Bustelo, Manuel Pereira Veiga y Ricardo Rodriguez Longo. Servían, en unos casos, para el transporte del pan o las gaseosas que producían cada establecimiento y, en otros, para ser contratados en el transporte de cualquier otra mercancía.

Era lo mismo en el caso de los camiones, dos en total, uno propiedad de José Duro Barros y otro de Ramón de la Fuente Abalo.

El cuadro de elementos de transporte se cierra con dos barcos, calificados de “veleros”. Estaban vinculados a las fábricas de madera. Uno se llamaba “Sofía” y era propiedad de Ramón Gil. El otro tenía el nombre de “Pachín” y pertenecía a Eduardo Viqueira Cores.


1 comentario:

  1. Si no me equivoco, sin la certeza de lo contrastado, supongo que el Jose Abelenda vendedor de marisco era mi bisabuelo, y el verdadero alma mater del negocio su mujer, A Pereca.

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