El muelle

Una parte de las instalaciones portuarias de Carril
era la rampa de abrigo de pequeñas embarcaciones,
hoy desparecida

A mediados del siglo XIX Carril era una realidad portuaria. EL comercio con los países bálticos, con toda la costa peninsular y con América hacía preciso nuevas instalaciones portuarias. El viejo muelle que partía de la Aduana se hacía pequeño. La dársena de atraque cada vez estaba más cegada.

La necesidad de unas nuevas instalaciones portuarias era evidente a la altura del año 1855. Dos años más tarde, el ingeniero provincial Alejandro Sesmeros realiza el correspondiente proyecto.  Las obras se inician en 1857 y se terminan nueve años más tarden, en 1866.

Un dique de abrigo, una amplia zona de carga y descarga eran los elementos fundamentales. Todo se hacía comiéndole al mar una buena porción de superficie, encarando Cortegada.

Uno de esos elementos que componían los nuevos muelles era lo que con el tiempo se dio en llamar "balconcillo". No era otra cosa  que una rampa de abrigo de pequeñas embarcaciones paralelo al espigón, malecón, hoy rellenada y desaparecida.